La tripulación ha hecho una parada por una de las muchas islas esparcidas por los mares, a veces deshabitadas pero con recursos suficientes como para abastecernos y que aun así no se quede sin provisiones para posiblemente el navegante o náufrago (como un buen día fuimos) que venga después de nosotros y así pueda beneficiarse de ellos.
Pues bien, caminando por las arenas calientes del mediodía me encontré con una profunda, oscura y fría cueva que me refrigeró mientras andaba a la busca de quizás algunos cocos para beber.
La sorpresa llegó cuando lo que comenzó como una misión de busca-captura de alimentos, desembocó en el encuentro de un maravilloso tesoro, un puñado de tomos hechos con papel y protegidos con tapas de cartón duro, eran ni más ni menos que... libros! El acontecimiento me desbordó, la civilización de la que habíamos escapado hacía ya un buen lapso de tiempo que no utilizaba este mecanismo de lectura, ahora todo eran Tabletas y E-books.
Un periódico encontrado entre el montón, me develó una noticia sobre un artículo del 2016, bastante reciente, este trataba sobre una película-documental dirigida por Werner Herzog.
En este documental, el director alemán hablaba sobre los problemas de la nueva humanidad y cómo los humanos nos hemos convertido en seres totalmente distintos en tan "poco" tiempo. En el documental aparecen numerosas personas, las cuales dan su testimonio acerca de los problemas y el futuro en internet.
Quizás y como menciona el artículo, lo que me llamó realmente la atención fue la impactante y curiosa imagen de unos monjes budistas en pleno silencio y deambulando, con los móviles en la mano, sin levantar la vista. Esta imagen hace recapacitar, y para los que son observadores más todavía, de lo absorbidos que tenemos los sentidos acerca de esta revolución digital. Somos las víctimas.
"Lo and Behold" parte del primer mensaje que se envió por internet. Es decir, de lo que desencadenó todo lo que nos viene encima, la interconexión eterna, parece que ya no existe el poder desconectarse, incluso cuando se va a un prado, lleno de naturaleza. Cómo es posible rodearse de tanta vida y no tener la sensibilidad de pararse a apreciar semejante maravilla visual, sensorial... libertad.
Por si el primer motivo no fuese suficiente, otro por el que escogí el artículo fue la inquietante pregunta; ¿sueña internet consigo mismo? desembocando en la mención que se hace acerca de Yuval Noah Harari, autor que fue propuesto para comentar de forma grupal en una entrada de nuestro blog. Parece que todo se interconecta, como las redes.
La inquietante pregunta con la que Herzog cuestiona a sus entrevistados crea desconcierto y silencios entre los expertos y estudiados.
Con cada persona el autor va creando un hilo, pues cada una esta especializada en un sector tecnológico. De modo que se tratan variopintas áreas.
Comenzando por Leonard Kleinrock (el pionero de Internet) comienza la apertura del documental, él nos enseña entusiasmado la habitación donde se encuentra el primer equipo de Internet, desde donde se envió el primer mensaje, y del que surgieron todas las grandes glorias.
Mientras tanto, Elon Musk (fundador de Space X) investiga cómo hablar con colonias de Marte a través de Internet, y entre risas habla de las figuras mediática como Steve Jobs, y de como su espíritu práctico resulta bien práctico.
Lo cierto es que la posibilidad de tener una persona en Marte a estas alturas aún es un acontecimiento bastante inviable, pero Herzog comenta que a él le encantaría la idea de ser el primero... siempre y cuando, dice, teniendo plena conexión interplanetaria con la Tierra para poder mandar imágenes instantáneamente del lugar.
El siguiente caso tratado, es sobre una mujer cuyo apodo es el de "ermitaña moderna", esta curiosa situación fue desencadenada por la patología que esta sufría a causa de los repetidores wi-fi, le invadió el pensamiento la idea de que estas señales radioactivas inalámbricas le atravesaban la cabeza, esta enfermedad que no la dejaba vivir desencadenó la respuesta de mudarse repentinamente alrededor de 48 horas después de enterarse, a un sitio alejado de torres telefónicas. En un rincón del busque ahora vive mentalmente sana.
Herzog tiene muy claro que a sus 74 años, vive perfectamente sin teléfono y sin móvil. Justifica esta decisión muy sinceramente; no quiere ver al mundo a través de una simple pantalla de celular, ni utilizar apps... quiere salir a fuera y buscar, trasladarse a pie a los sitios y observar todo directamente con sus ojos, quiere cosas tan simples como hablar cara a cara con una persona y mantener una conversación real.
Este hombre tiene la maravillosa cualidad de hacernos pensar; es malo o bueno Internet? a lo que es nos contesta que le r3sulta realmente raro el razonamiento... que Internet no tiene dichas cualidades por sí mismo, si no que los que tienen esas cualidades son los hombre y mujeres que están tras la pantalla; ellos son buenos o malos. Es como preguntarse si la electricidad es buena o mala? Los ordenadores son robustos y a la vez vulnerables, y sin la red eléctrica no serían nada.
Como punto a destacar antes de finalizar, Danny Hillis (científico informático) habla de que tarde o temprano la revolución desembocará desde el punto de vista de llegar a preguntarnos qué significa ser un ser humano...
Herzog está claro que fue la persona ideal para realizar este profundo documental, la capacidad de tratar todos los temas que atañen a la humanidad y a nuestro tiempo presente y venidero, ha sido realmente completa, dibujando los monstruos que se depositan en muchas de las cabeza de los habitantes que pisan el suelo de nuestra Tierra.