domingo, 26 de marzo de 2017

La sociedad digital reinventa la escuela?

Esa es la pregunta que me ronda por la cabeza cuando camino a lo largo de la cubierta de nuestro navío. Al igual que un barco cuando se abandona en un puerto y no vuelve a navegar jamás; su madera se termina deteriorando y su estructura se vuelve endeble e inservible, el coral y la salitre la comienza a devorar...
En efecto, la metáfora es ideal para hablar de la educación, y es que cuando se queda estancada, se vuelve débil y poco útil para las nuevas generaciones de estudiantes, debe avanzar con los tiempos, para no quedar rezagada entre tanto avance tecnológico.
No hay solo un culpable, no pretendo ser el verdugo que señale con el dedo. El Estado, los maestros y maestras, los estudiantes que cada vez están más sobre informados y que en ocasiones esa información en sus manos es mal interpretada y usada tejen una enmarañada red que causa el desastre.
Como bien se puede analizar en el documento de Manuel Area Moreira  propuesto para comentar, este relata de una manera muy clara las trabas que le ponemos al avance de las TIC, muestra como en España, el modelo educativo y la forma de enseñar que comparten profesores y alumnos a través de las TIC sigue teniendo un carácter meramente expositivo o de transmisión de información que como bien se puede intuir no supone de forma necesaria una alteración o innovación significativa del modelo de enseñanza que utiliza el profesor tradicionalmente.
Puede que este empleo y finalidad les sirva en un primer momento para la realización de ejercicios o para establecer alguna relación interactiva pero con el mismo objetivo, que es el de aprender determinados contenidos y dar cuenta de ellos en la evaluación correspondiente.
Esto provoca que las nuevas tecnologías en el aula no marquen significativamente las clases, lo que las convierte una vez más en una mera presencia, en un mero soporte más distinto al libro de texto pero que cumple exactamente la misma función y el mismo logro en los alumnos.
Como bien decía no existe un solo culpable se puede observar bien en las políticas españolas, en la dinámica de las clases, en la manera de impartir docencia y de implicar a los alumnos en ellas. También como buen punto que presenta el texto, los profesores no se esmeran en preparar las clases, quizás si se esfuercen pero no igual con la constancia que es necesaria para que esta se imprima en la dinámica diaria y se tome como buena costumbre. La pizarra educativa o PDI sigue cumpliendo la misma función después de años de introducción en ella, sigue siendo la pantalla blanca e intocable (para que los alumnos no la estropeen) conservada como un trofeo en una esquina, al lado del encerado cuyas tizas siguen manchando las manos,  y que no hace más que de visor de cañón, de justo esas clases expositivas que prepara el profesor.

En cuanto a la segunda cuestión propuesta; para que lo anterior no se produzca hay que realizar una serie de prácticas o características que definirán las buenas pautas para una actividad educativa exitosa, estas deben ser innovadoras, ejemplares y transferibles a las nuevas situaciones o contextos educativos, deben promover un aprendizaje activo e independiente para que los estudiantes asuman responsabilidades en su propio aprendizaje y objetivos, proporcionarles competencias con conocimientos tecnológicos que les permitan busca, organizar, analizar información y comunicar ideas mediante la variedad de medios de comunicación existentes. Además para procurar que todos los estudiantes alcancen objetivos de forma igualada deben recibir una atención individualizada. También tratar de mejorar la cohesión y la comprensión social, para que los estudiantes interactúen con grupos y culturas con los que no tienen contacto. En definitiva a los que se le llamaría a este conjunto de prácticas; la pedagogía del aprender creando.

Como último punto a tocar; los alumnos y alumnas juegan un papel muy importante para llevar a cabo una buena práctica educativa, ya que ellos y ellas tienen el papel principal; son los protagonistas del acto educativo, ya que a partir de ellos se desglosan el resto de variables determinantes en los procesos didácticos. Los y las alumnas deben convertirse en elementos activos que respondan a las demandas de la sociedad, que actualicen constantemente los conocimientos, actitudes, habilidades. Se deberán convertir en los responsables de su propio proceso formativo, siempre y cuando cuenten con la ayuda motivacional del entorno y del docente que guiará al alumnado en el proceso.
Esto es aumentar su autonomía y regularla a través de estrategias de aprendizaje que se basen en el objetivo de aprender a aprender.





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